Lo que pienso durante una resonancia magnética
Hoy me hicieron una resonancia magnética al cuello, fina cortesía de mi todavía deporte favorito - el surf. Llegué una hora antes gracias a mi poca experiencia con el tráfico atravesando la ciudad, así que me senté en la sala de espera al lado de otros "esperantes". Obviamente agarré mi cel y empecé a tontear en Facebook. Andaba relajada y distraída hasta que mi mente decidió soltarme la siguiente pregunta "Qué es realmente una RM?". Me quedo pensando. De hecho me van a meter a un tubo, se que hay mucho ruido... y de pronto empiezo a angustiarme. Clásica mía llegar sin preparación alguna a situaciones como esta. Por qué seré así? Sigo pensando: me podré mover? Qué pasa si estornudo? Carajo, en ese momento ya estoy sintiendo la alergia venir. Y si me tomo un relajante muscular? Desde el golpe, tengo siempre uno en la cartera. Felizmente me volví a distraer en las redes sociales, en las fotos del fin de semana... hasta que llamaron mi nombre.
Entonces me encontré echada en una cama, con bata y babuchas, todavía fuera del tubo, con las manos completamente mojadas del sudor y haciendo mil preguntas al pobre doctor que me sacaría la resonancia. No, no te puedes mover durante 25 minutos. No, tampoco puedes estornudar ni bostezar. - Ni suspirar? No, suspirar tampoco. Y puedo mover los dedos de las manos o de los pies? De preferencia no, pero si no puedes controlarlo... Me miró como si fuera una niña de 8 necia. Ok le dije, hagámoslo.
Empezó el sonido de la maquina y mi mente empezó a pasarse de vueltas. Ya ves? Estos son los momentos para los que sirve saber meditar. Esto me pasa por nunca haber llevado ni un curso. Sabía que pensaría eso. La meditación y sus alineamientos de chacras y momentos zen simplemente no son para mi, nunca lo han sido, pero claro, cuando uno esta en situaciones extremas... como esta. Ya me imagino en alguna situación de extremo peligro pensando en creer en Dios y en rezar. Aunque seguro no me saldría ningún rezo. Ahorita no me acuerdo ni del Padre Nuestro. A ver, intento: "Padre Nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre". The end. No me acuerdo de nada más. "Ave María purísima sin pecado concebida". No, así no era. Me río pero me esfuerzo por hacerlo solo hacia adentro. Se habrán movido mis músculos?
Ya, otra cosa. Siguiente tema. Pendientes de la oficina. Y empiezo a pensar hasta que me doy cuenta que no tengo cómo apuntarlos. No vale la pena perder el tiempo con listas así que prefiero buscar otro. Me quedo en blanco. En qué piensa uno cuando tiene tiempo para pensar y no puede pensar en pendientes? En blanco. Y por su puesto, me empiezan a picar las picaduras del fin de semana. Una en el cuello, la otra en el antebrazo. Me pellizco y trato de concentrarme en mi respiración. Nada, la picazón sigue. Que tal cuajo mi mente que por lo general es super dispersa y distraida! Ahora esta insoportablemente concentrada en la picazón y en el horrible ruido de la máquina. Cuánto tiempo habrá pasado? Estaremos a la mitad? Ojalá que más de la mitad.
Felizmente, me quedo dormida. "No fue tan grave no?" me dice el doctor mientras que me ayuda a pararme. Wow pienso. Estuve a punto de apretar el timbre para que me saquen de ahí. La próxima vez no me vuelve a pasar esto, aunque sea un cursito rápido de meditación debería llevar. Me cambio, agarro mis cosas, pido el taxi y camino hacia la puerta de salida. Paro en la cafetería por un café. Meditación? Reflexiono. De ninguna manera!
Entonces me encontré echada en una cama, con bata y babuchas, todavía fuera del tubo, con las manos completamente mojadas del sudor y haciendo mil preguntas al pobre doctor que me sacaría la resonancia. No, no te puedes mover durante 25 minutos. No, tampoco puedes estornudar ni bostezar. - Ni suspirar? No, suspirar tampoco. Y puedo mover los dedos de las manos o de los pies? De preferencia no, pero si no puedes controlarlo... Me miró como si fuera una niña de 8 necia. Ok le dije, hagámoslo.
Empezó el sonido de la maquina y mi mente empezó a pasarse de vueltas. Ya ves? Estos son los momentos para los que sirve saber meditar. Esto me pasa por nunca haber llevado ni un curso. Sabía que pensaría eso. La meditación y sus alineamientos de chacras y momentos zen simplemente no son para mi, nunca lo han sido, pero claro, cuando uno esta en situaciones extremas... como esta. Ya me imagino en alguna situación de extremo peligro pensando en creer en Dios y en rezar. Aunque seguro no me saldría ningún rezo. Ahorita no me acuerdo ni del Padre Nuestro. A ver, intento: "Padre Nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre". The end. No me acuerdo de nada más. "Ave María purísima sin pecado concebida". No, así no era. Me río pero me esfuerzo por hacerlo solo hacia adentro. Se habrán movido mis músculos?
Ya, otra cosa. Siguiente tema. Pendientes de la oficina. Y empiezo a pensar hasta que me doy cuenta que no tengo cómo apuntarlos. No vale la pena perder el tiempo con listas así que prefiero buscar otro. Me quedo en blanco. En qué piensa uno cuando tiene tiempo para pensar y no puede pensar en pendientes? En blanco. Y por su puesto, me empiezan a picar las picaduras del fin de semana. Una en el cuello, la otra en el antebrazo. Me pellizco y trato de concentrarme en mi respiración. Nada, la picazón sigue. Que tal cuajo mi mente que por lo general es super dispersa y distraida! Ahora esta insoportablemente concentrada en la picazón y en el horrible ruido de la máquina. Cuánto tiempo habrá pasado? Estaremos a la mitad? Ojalá que más de la mitad.
Felizmente, me quedo dormida. "No fue tan grave no?" me dice el doctor mientras que me ayuda a pararme. Wow pienso. Estuve a punto de apretar el timbre para que me saquen de ahí. La próxima vez no me vuelve a pasar esto, aunque sea un cursito rápido de meditación debería llevar. Me cambio, agarro mis cosas, pido el taxi y camino hacia la puerta de salida. Paro en la cafetería por un café. Meditación? Reflexiono. De ninguna manera!
Comments
Post a Comment